domingo, 17 de octubre de 2010

Introduccion a la historia del arte - La historia del arte, un sistema de ordenacion

El estilo como criterio de clasificación

Como historia especializada, la historia del arte es esencial para el conocimiento integral del pasado, puesto que en la génesis y recepción de las obras de arte confluyen todo tipo de factores. Pero, además, en virtud de su permanencia temporal, las obras de arte constituyen objetos autónomos, plenos de actualidad, con un lenguaje propio, que configura nuestra sensibilidad presente.
El campo de trabajo específico de la historia del arte está constituido por las siguientes actividades: la observación reflexiva, que permitirá la descripción de los elementos que intervienen y del modo en que se relacionan entre sí; el análisis, que ha de variar según los diferentes contextos en los que las obras han de ser entendidas; la interpretación razonada del significado y funciones de las obras estudiadas; y la clasificación de las obras de arte, que se integran en un discurso coherente de problemas afines.
El principal criterio de clasificación del arte radica en la consideración de las coordenadas espacio-temporales de las obras de arte y, en particular, en la valoración de sus consecuencias formales, sociales, funcionales, iconográficas, ideológicas y simbólicas.
Cada cultura, entendiendo por tal las aspiraciones colectivas que confluyen en un momento y lugar determinados, conlleva unas tendencias artísticas afines. De esta circunstancia nace el concepto de estilo, cuyo punto de partida es la comprobación de que existen elementos comunes en obras realizadas durante un período de tiempo en un espacio concreto.
La génesis, desarrollo y transformación de los diferentes problemas asociados al estilo resulta una referencia útil, pero el reconocimiento de esa utilidad no debe suponer una valoración jerárquica de obras o artistas, en virtud de una supuesta mayor o menor aproximación a un «estilo ideal», ni debe concederse indiscriminadamente más importancia a las primeras manifestaciones de un estilo que a sus desarrollos posteriores.
Por otra parte, cuando el concepto de estilo se reduce a un mero reconocimiento de elementos formales, produce un empobrecimiento de su contenido que merma su utilidad, ya que deja al margen cuestiones iconográficas, sociológicas, etc., que también han de considerarse hilos conductores de problemas artísticos a lo largo del tiempo. Además, hay que tener en cuenta que el concepto de estilo no es válido en la época contemporánea: existen, más bien, corrientes del gusto, superpuestas en el espacio y con diversa duración temporal, que definen los criterios estéticos más generales.

Las expresiones de lo artístico

Aunque hemos hablado del arte como una categoría abstracta, se concreta en diversas manifestaciones.
La arquitectura es, ante todo, el arte del espacio, que sirve a unas determinadas funciones, aunque el edificio también se relaciona con su entorno (urbanismo).
La escultura, tanto exenta como en relieve, ya sea concebida de forma aislada o en relación con la arquitectura, es el arte de las formas tridimensionales con significación estética autónoma.
La pintura es el arte de la representación bidimensional con pigmentos de color sobre un soporte rígido.
Escultura y pintura suelen llamarse artes plásticas: ambas son artes de la representación, es decir, encierran un pensamiento, tanto si se reconoce como si no, un tema figurado.
Asociados, con frecuencia, a las tres antes mencionadas, pero con su propia autonomía, aparecen el dibujo, cuyo soporte es el papel, y la estampa grabada, resultado de un proceso de impresión de una plancha tintada.
Las «artes decorativas», llamadas así por desempeñar funciones ornamentales, hoy comúnmente denominadas artes del objeto, no pueden ser consideradas, de ningún modo, menores. Se suelen agrupar por el material y la técnica con la que se realizan: la rejería, platería y orfebrería utilizan el metal; el mobiliario y las techumbres, la madera; la encuadernación y otros adornos, el cuero; los tejidos, alfombras, tapices y encajes son artes textiles; el mosaico trabaja con piedras duras y la yesería con piedras blandas; la cerámica, el esmalte, el vidrio, la vidriera y la azulejería son artes del fuego.
Modernamente hablamos de diseño para referirnos a la idea con la que ha sido concebida una pieza industrial, objeto de estudio también del historiador del arte. En la época contemporánea se han incorporado asimismo al ámbito de lo artístico los medios de masas.

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